1. Las mutuales son asociaciones abiertas, integradas por personas que libre y democráticamente se unen para un fin común.
2. Son asociaciones y no sociedades, porque no persiguen lucro, sino simplemente prestar un servicio, desarrollando para ello, en forma permanente, actos de interés social.
3. Son libres porque su constitución y organización solo dependen de la propia iniciativa y voluntad de sus componentes.
4. Son democráticas porque los asociados tienen derechos igualitarios de participar en la conducción y gobierno de la mutual, como también en el control interno y, esencialmente, disfrutar de todos los servicios que la entidad genera.
5. Cumplen objetivos sociales y objetivos económicos en forma simultánea; con el correr de los años han ido creciendo y capacitándose estructuralmente, superando su propia organización.
6. Representan la forma más auténtica de unidad de un grupo de personas interesadas en desarrollar, en toda su extensión y profundidad, la idea y la práctica de la solidaridad y el principio del más alto servicio.
7. No se crean por el solo hecho de conseguir un mejor precio por los servicios que prestan, sino por la conciente disposición de lograr beneficios bajo la condición de una participación digna, para aliviar los problemas del grupo, y ser ejemplo ante el resto de la comunidad.
8. Cuando los miembros que la integran no concurren a las asambleas y permanecen indiferentes ante el éxito o el fracaso social, o que, de cualquier forma, niegan su colaboración, se convierten en detractores de la idea y de la obra que las mutuales realizan con un programa sano, moral y justo.
9. En cambio cuando los miembros de la mutual participan y viven el proceso de la entidad, adquieren conciencia y educación mutual.
10. El trabajo social, mutualmente realizado, despierta en todo hombre el aliciente hacia un esfuerzo mayor; produce satisfacciones de alto contenido espiritual y moral.
11. La acción mutual invita al hombre a construir un porvenir más venturoso, y a cambiar la mentalidad de muchos otros que no tienen conciencia de cuanto representa el trabajo, el riesgo, y la responsabilidad compartida con sus semejantes.
12. Las mutuales no nacen por generación espontánea, son siempre producto de acuciantes urgencias sociales.
1. La auto-ayuda y ayuda mutua se concreta mediante la participación activa y permanente de los asociados de la mutual, desde la organización y durante su desenvolvimiento. Solo estas actitudes generan la acción de bien común que desarrollan las instituciones para cumplir su cometido específico: la prestación del servicio.
2. El concepto de auto-ayuda no puede separase del de ayuda-mutua, éste consiste sustancialmente en la reciprocidad de responsabilidades y de satisfacciones entre los asociados.
3. La acción permanente de las mutuales, valiéndose de sus propios recursos, es el producto genuino de la ayuda-mutua, o ayuda-recíproca como también suele denominarse.
4. Por lo dicho afirmamos que ambos términos, utilizados reiteradamente cuando hacemos referencia a los principios mutualistas o la doctrina del sistema, forma conciencia entre los asociados para incitarlos a superar permanentemente sus dificultades individuales con acciones en conjunto
1. Sin temor a equivocarnos, sostenemos que la mutual es una empresa social de servicios. Toda su estructura está destinada a crear y dirigir una organización eminentemente de servicio. Para ello debe necesariamente mantener contacto con todos los sectores económico sociales.
2. La voluntad personal de cada uno de los asociados para prestarse recíprocamente un servicio, es la auténtica razón de ser de la asociación..
3. La asociación es la plataforma que da sustento a los objetivos de bien común que persigue la mutual. La empresa, en cambio, es sólo el mecanismo que para ése propósito se utiliza.
El mutualismo encierra en su cabal concepción, rasgos especiales que respetan y enaltecen al hombre por su calidad de ser humano, sin perjuicio de atender sus necesidades comunes.
Sus singulares virtudes, entre otras, son:
1. Descubrir el secreto antiquísimo del poder moral que tienen los hombres cuando se unen en un propósito de bien común.
2. Ofrecer la posibilidad de lograr los mejores resultados con la práctica de la solidaridad.
3. Proveer la base y experiencia para dar solución a problemas comunes, por medio de la acción de grupos hermanados.
4. Educar al hombre en las prácticas esenciales de la buena convivencia.
5. Ayuda a descubrir auténticos líderes comunitarios.
6. Convertir al hombre en artífice de su destino.
7. Enseñar al hombre los secretos de la organización de una empresa social de servicio.
La falta de sensibilidad por los problemas sociales demuestra qué lejos están muchos hombres de la armonía humana que aspira y promueve el mutualismo.
La Solidaridad en el terreno mutualista arroja como resultado la mejor defensa del interés individual y garantiza la efectividad del interés común.
"Contra el egoísmo inmoral se opone la virtud de los valores humanos; contra el espíritu mercenario se opone el espíritu solidario, y contra la anarquía y el aprovechamiento se opone el orden y la equidad. Todo ello fundado en la justicia y la paz que lleva consigo el sistema mutualista".
El hombre mutualista realiza un esfuerzo notable en bien del prójimo: trabaja por el desarrollo de la comunidad. De esta forma genera la solidaridad.
Lo hace silenciosamente, muchas veces sin darse cuenta, pero con perseverancia.
Por ello su actitud es digna de elogio.
Defiende el sistema que practica, porque comprueba a diario sus resultados.
Sabe que entrega su tiempo, y sus desvelos, a una actividad positiva.
El hombre mutualista entiende por bien común la felicidad de quienes los rodean.
Sin excluir a nadie.
No son barreras las ideas políticas, ni los credos, ni las nacionalidades, pues las mutuales excluyen terminantemente de sus planes.
Sabe que todo cuanto edifica bajo el signo de la solidaridad conduce a la paz social.
La historia nos muestra en amable relato los grandes esfuerzos del hombre para superarse constantemente, en su afán por lograr el bienestar.
Los mil y un medios empleados para hacer más llevadera su existencia han sido, y continúan siendo, temas torturantes en los pensamientos políticos y sociológicos en todas las edades.
En lo político, desde lo históricamente conocido, ha sido el hombre el problema de los problemas del hombre.
En general muchos sociólogos llegan siempre a la conclusión de que el sufrimiento, el dolor, y la angustia hermanan al hombre con el hombre.
El hombre se une siempre ante la catástrofe. Allí recurre en ayuda de su hermano, de su compatriota, del desconocido. La solidaridad despierta en él el sentimiento más noble.
Ahí está la solución para hermanar a los hombres: la solidaridad. ¿ Por qué entonces esperar el sufrimiento, el dolor, la angustia y la catástrofe para practicarla?
El Sistema Mutualista se organiza y se concreta definitivamente en un ente: la ASOCIACION.
Hay que despertar a quienes por ignorancia de cuanto significa la obra mutualista se debaten ante su propia ignorancia, y luchan infructuosamente para obtener una ayuda imposible con el esfuerzo individual.
En la mutual se crea el servicio, no por beneficencia, ni mucho menos por caridad, sino por solidaridad.
El acto mutual es integral cuando el hombre participa. La contribución material que realiza periódicamente no es lo que más interesa. Lo importante es su participación personal.
La integración definitiva en la asociación se cumple cuando el asociado conoce cuanto se hace y porqué se hace.
La asociación mutual engendra cultura. Educa. Hace realidad la democracia social. Es escuela de la moral.
El beneficio material que todo asociado recibe de su mutual es la recepción de los servicios.
Participar en la vida de una mutual equivale a iniciarse en una disciplina social activa que el hombre se impone voluntariamente y valorar, de esta forma, el fruto que se obtiene por la responsabilidad compartida.
La experiencia ha demostrado que en las poblaciones de escasos y menores recursos las mutuales por la sola virtud de su funcionamiento, e independiente de los beneficios que producen, han contribuido a la formación intelectual, moral y ciudadana de sus miembros.
Las mutuales aspiran, y alcanzan, un objetivo elevado, que es hacer a los hombres independientes, en forma tal que cada uno esté en condiciones de desarrollarse permanentemente y, junto con sus semejantes (co-asociados), goce de plena vida social.
El porvenir de las mutuales está suficientemente garantizado porque son instituciones sociales que contribuyen al bienestar de los pueblos.
La actividad que desarrollan está destinada a unir a los hombres para que tomen a su cargo la responsabilidad de cumplir con los sanos propósitos de la ayuda mutua.
Para acercarnos a los ideales expuestos debemos tener presente que no pueden actuar en una mutual los hombres que no tienen verdadera vocación de servicio.
Sostenemos que más que por sus resultados en el campo económico y social el mutualismo evoluciona en el mundo por la calidad de sus principios humanos y morales.
Lo expuesto, en esencia, garantiza el porvenir de las mutuales y acrecienta su prestigio universal.
Fragmentos extraídos del Libro "Mutualismo y Mutualidades" del Lic. Blas José Castelli y del diario "Noticiero Mutual"